Atlético - FC Barcelona: A semis con el equipo de la final

Con independencia de lo ocurrido anoche en el Bernabéu, a cuatro kilómetros apenas del cuartel general azulgrana en el hotel Eurostar de la Castellana, el Barça ya se había conjurado muchas horas antes para disputar, dicho desde el núcleo más duro y con más oficio del vestuario, el partido más importante de la temporada.

Para los futbolistas la dimensión es de un reto superior y de trascendencia suprema, capaz de desbordar incluso el desafío de una final a cara o cruz. Porque representa estar en las semifinales y abrir la puerta al Triplete, a otro Triplete consecutivo que es por lo que este equipo único en la historia lucha fatigosamente en todos los frentes y con una cantidad indecente de partidos en las piernas.

Quien suponga que por este motivo el Barça saldrá esta noche en el Calderónnervioso o presionado no puede estar más equivocado. Al contrario, se espera unBarça rabioso y plenamente consciente de que no hay margen, un equipo de talento que por las circunstancias ha desenterrado el hacha de guerra, sirva el eufemismo para representar el grado de competitividad con la que saltarán al campo Messi y el resto. El barcelonista puede apostar por un equipo excepcionalmente concentrado en desplegar sus mejores y más afinadas armas futbolísticas.

También se confunden quienes han querido ver en las dos derrotas ligueras conflictos o desavenencias internas. A estas alturas de la película, Luis Enrique es quien más apoya sus jugadores y son los propios cracks quienes mejor lectura hacen de lo ocurrido. Anoeta era una curva cerrada en la que no se podía ir más velocidad. El partido del Calderón, en cambio, dibuja una recta ancha y larguísima en la que es posible apretar el acelerador al máximo.

Otro marcador diferente al 2-1 de la ida habría generado quizá una atmósfera no relajada pero sí menos opresiva para unos campeones de todo a los que perder irrita de un modo que nadie se imagina. No son de pegar patadas contra la pared ni de reacciones bruscas, son futbolistas de un carácter interiormente tan ganador que ahora mismo ahora sólo viven para los noventa minutos de Champions más importantes de su vida.

Les espera la historia, el destino del equipo más glorioso de todos los tiempos en su oportunidad más clara de superarse a sí mismo, es decir de llegar allí a donde nadie ha estado nunca.

No es alcanzar la estratosfera ni alunizar, ahora van camino de Marte, motivación de sobra para rematar el gran partido de Champions de hace una semana con una soberbia demostración de superioridad

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